Visité a mi amiga Carolina Herrera en su atelier del 501 Seventh Avenue en Nueva York y como siempre nos divertimos mucho conversando porque Carolina tiene un sentido del humor muy parecido al mío y siempre terminamos riendonos. Esta vez me 'regañó' por mi mala postura cuando su secretaria nos retrató (ella tiene una postura perfecta y esta la hace lucir más alta de lo que es) y esto nos divirtió mucho. Después me enseñó los dos pisos del atelier, pues la compañía en sus 35 años ha crecido muchísimo --y ya factura más de 1 billón de dólares. ¡Increíble!
