viernes, 22 de marzo de 2019

El mito del icónico Studio 54….¿Qué sucedía allí?...



Mi foto con Cary Grant me encanta. 




El mito del icónico Studio 54….¿Qué sucedía allí?

El ‘club’ más famoso del mundo fue un fenomeno innovador y alucinante
-¡y estuve en sus más extravagantes y divertidos momentos!

por Mari Rodriguez Ichaso

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¡El primer día que fui al Studio 54 me quedé boquiabierta! Yo era muy joven, soltera, bastante ‘naive’ (les soy sincerísima) -y fue una de mis primeras experiencias como periodista en un Nueva York pleno de locas extravagancias en los años 70. 

En 1977 –hace 51 años- el que fuera un viejo estudio de televisión en la calle 54 del West Side de Manhattan abrio con el nombre Studio 54 –y como estaba a solo 3 manzanas de mi casa -junto a mi fotógrafo Peter Gould, de Images Press- muy pronto las visitas “a Studio” (como se le llamaba) eran cosa de todos los días.

La publicista latinoamericana Carmen D’Alessio nos ponía en la lista de prensa- y así nos ahorrábamos la humillación (¡porque lo era!) de pararnos en la puerta de entrada, junto a cientos de personas que ‘suplicaban’ poder entrar a un portero autoritario, y despótico llamado Marc Benecke, quien con solo 19 años y aires de Máximo Jefe, decidía -¡moviendo el dedo como Calígula!- quién entraba y quién no.

Si eras una persona ‘bonita’, ‘con estilo’, eras ‘gay’ y tenías un look diferente- o eras un ‘transformista’ llamativo, tenías asegurada la entrada.  Sino lo eras, podía pasarte como a unos primos míos -que aunque logré poner sus nombres en la lista-- ¡Marc no los dejó entrar ‘porque eran muy feos’! Rigurosamente cierto -¡tal como lo oyen!

¡Ahí comenzó precisamente el ‘mito’ de Studio 54, en el poder ‘entrar’ en él --y ser uno de los ‘escogidos’!

“Marc please…Marc por favor”- gritaba la muchedumbre que se arremolinaba en la puerta empujando y casi llorando por su frustrado deseo de entrar a toda costa- “Marc aquí…déjanos entrar please”…Y asi el portero era -o no- magnánimo - y escogía los “elegidos”, que podían pagar la entrada y disfrutar del cavernoso club, la música, los camareros casi desnudos, llevando apenas unos ‘pañales’ cubriendo sus cuerpazos –y la gente que de pronto se sentía 100% ‘liberada’ --y dentro de aquel espacio sentía que podía hacer todo lo que deseaban. ´
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¿Muy curioso? Que cuando lograban entrar, se encontraban un club enorme, muy iluminado y con estridente música  –pero muchas veces extrañamente vacío, pues crear el ‘deseo’ de entrar era lo que se quería explotar -y se logró. Y ya en su interior Studio no era lo que muchos pensaban, -excepto en los fines de semana, muy tarde en la noche –o cuando había sensacionales fiestas privadas.

Las Fiestas

En los años 70 Nueva York había tenido muchas ‘discotecas’, que al mudarme allí con mis padres pude disfrutar.  Pero eran como las de cualquier parte del mundo. Divertidas, más o menos lujosas, con aquellas luces parpadeantes y la ensordecedora música de la época. ¡Pero Studio 54 era otra cosa, otro mundo, definitivamente un sitio de fantasía y puro surrealismo –y muy especialmente las noches en que había celebraciones y eventos con un tema, como el cumpleaños de algún famoso, el homenaje a una cantante icónica, el opening de una película, etc, etc!  Momentos únicos, donde famosos y no famosos compartíamos por igual -con derroche de imaginación e infinito afán de diversión –¡y una decoración y las imágenes más inverosímiles y locas! ¡Había que verlo para creerlo!

El Baile de Jaipur fue uno de los festejos inolvidables, con toneladas de brillo y escarcha en cada pulgada del local, transformado en una escena de Las Mil y Una Noches, con alfombras volantes sobres las que músicos indios ‘flotaban’ del techo, personajes vestidos a la usanza hindú y Jackie Kennedy y la Maharani de Jaipur presidiendo la divina noche. Lo recuerdo como un ‘mirage’ maravilloso y donde nada ‘raro’ ocurrió.

Los 30 años de Bianca Jagger se celebraron con bombo y platillo, con Bianca entrando con una túnica  –al estilo de Lady Godiva- a lomo  de un caballo blanco -y allí estaban sus amigos los Patiño de Bolivia, Carolina y Reinaldo Herrera, Mick Jagger, Estée Lauder, Truman Capote y el ‘tout’ del ‘jet-set’, palabra que se inventó en aquellos años. Y el champán corrió y la gente la pasó de maravilla, bailando horas y horas.   Una noche Donna Summers pidió cubrieran el piso de plumas blancas –y había que caminar sobre 20 o 30 capas de ellas, provocando que los estornudos de los alérgicos interrumpieran su concierto –¡hasta que la muy enfadada cantante dio un grito y dejó de actuar!

En 1978 el lanzamiento del champú de la actriz Farrah Fawcett, de la teleserie Los Angeles de Charlie (quien era famosa por su peinado) para la marca Fabergé, fue una de las fiestas más extraordinarias a que asistí. Nueva York pasaba por una gran tormenta de nieve, las calles estaban cerradas al tráfico --¡pero Farrah llegó –vestida de blanco sin mangas, con sandalias doradas- cargada en brazos de sendos forzudos guardaespaldas que caminaron 2 manzanas con la nieve hasta las rodillas!  Como yo vivía cerca, caminé entre barricadas de nieve (¡nunca he vuelto a ver nieve tan alta!) --y fuí una de la pocas periodistas presentes. Allí estaban Margot Hemingway, Cary Grant (mi foto con él es uno de mis tesoros), Yves Saint Laurent, Paloma Picasso-- y muchos otros que combatieron la nieve para asistir a la fiesta.

En Studio –donde la sexualidad y las drogas estaba muy presentes- y muchos de los guapos y jóvenes camareros tocaban y se dejaban tocar por hombres y mujeres, mientras se deslizaban con bandejas en equilibrio en una sola mano --y siempre se les veía felices y sonrientes. Uno de ellos fue Alex Baldwin, quien dejó de trabajar allí porque la atmósfera sexual era “demasiado y me superaba”.  Para mí era común estar parada -muchas noches- junto a Andy Warhol, quien con su camarita Instamatic lo fotografiaba todo. Andy era muy amable y me sonreía, pero nunca hablaba y llevaba la peluca y la ropa bastante descuidada y raída (lo que siempre me sorprendió) --y lo observaba todo con su sonrisa a-lo-Mona-Lisa y gran curiosidad. Elizabeth Taylor, Michael Jackson, Calvin Klein, Cary Grant (lo conocí en dos ocasiones y me enamoré de él), todos los Rolling Stones, Lauren Hutton, Sofia Loren, Gloria Vanderbilt, Paloma Picasso, Mark Gastineau, Gina Lollobrigida y una jovencísima Brooke Shields eran asiduos --igual que el diseñador Halston -a quien ví en el salón del sótano (¡no sé como llegué allí, pues era súper privado!) -‘fajado’ como perros  y gatos con la famosa diseñadora Elsa Peretti, No se si era cierto, pero los rumores de aquella noche fueron que se estaban peleando por un frasco color ámbar de alguna droga. También me asombró – seguro que puse lo que mi ex marido llamaba mi “cara de boba” – ver al muy aristocrático, altísimo y siempre muy serio Hubert de Givenchy, besando en la boca a un chico negro, bajito, muy joven y guapo -mientras bailaban desenfrenadamente. ¡Nunca había visto a un hombre besando a otro hombre!

Sin embargo estas fotos –sacadas muy estilo ‘paparazzi’, sin autorización de los protagonistas- que en 1978 hubieran sido un escándalo y arruinado la reputación de muchos famosos --NO eran todas publicadas, pues los editores de periódicos y revistas mantenían una política de gran discreción –y solo se publicaban fotos para las que sus protagonistas posaban. En varias ocasiones nos dejaban entrar como ‘prensa’ pero a los fotógrafos se les prohibía sacar fotos --¡y como en aquellos años no habia IPhones no había forma de burlar las reglas, que el propio dueño Steve Rubell se encargaba de vigilar ferozmente!

Pude reportar todo aquello, gracias a que Peter Gould –y otros ‘paparazzi’ amigos- me ‘protegían’, pues al principio aquello era ‘demasiado fuerte’ para mis ojos –¡que yo creía eran sofisticados y pronto comprendí que no lo eran en lo absoluto! Aunque era sorprendente que ante una cámara y un flash - la mayor parte de los asistentes no se enfadaban ¡sino todo lo contrario!- y posaban felices, medios desnudos, haciendo gestos raros y chabacanos, consumiendo drogas -¡y todo lo que pueden imaginarse!

Aquellas noches, como espectadora de excepción, las reporté una a una para “Cámara de Vanidades” --y lo que en ellas ocurrían todavía fascinan a quienes les hago los cuentos de los locos -y muchas veces cómicos- detalles.

Su comienzo y su final

Studio 54 había sido –y ahora lo es de nuevo- un antiguo teatro, además de ‘nightclub’ y estudio de TV, situado en la calle 54 entre Broadway y 8ª. Avenida en Manhattan. El espacio fue construido en 1927 como el Gallo Opera House, y mas tarde fue estudio de transmisiones de TV de la CBS -- y por eso tenia un segundo piso de ‘gradas’ y asientos –que se mantuvieron cuando se transformó en Studio 54 y donde ocurrían cosas tan locas que no puedo contárselas.

En 1977 –cuando la ‘disco music’ era la locura, Steve Rubell e Ian Schrager abrieron el local, gastándose miles de dólares en un futurista sistema de luces y efectos especiales –como un enorme órgano sexual de luces, que colgaba del techo y subía y bajaba en medio del ritmo de la música, causando los gritos y alaridos de los bailarines.

Pero para sorpresa de todos, cuando estaba en el ‘top’ de su fama internacional -y era un ‘happening’ conocido en todo el mundo, a sus 33 meses de existencia -¡Studio 54 cerró! -- y sus fundadores terminaron en la cárcel por 13 meses, por aceptar la evasión del pago de impuestos. El interior de las paredes del club guardaban miles de dólares en cash que no se declararon al fisco y todo fue un gran escándalo.

¡El curioso fenómeno social solo había durado 3 años! 

La noche que cerró en 1980- Diana Ross dio una ‘serenata’ de despedida a sus dueños, junto a asiduos del club como Ryan O'Neal, Farrah Fawcett, Mariel Hemingway, Jocelyn Wildenstein, Cindy Crawford, Richard Gere, Jack Nicholson y  Sylvester Stallone.

Eventualmente Rubell murió al salir de la cárcel -e Ian Schrager comenzó una nueva carrera como innovador hotelero fundando el famoso Hotel Delano y otros muchos. Hoy en día es uno de los más exitosos constructores del mundo y un pionero de los ‘boutique hotels’. Al inventar el concepto de Studio 54 crearon una nueva cultura en el mundo de la vida nocturna --y muchos clubs internacionales  –como en la isla de Ibiza- hasta el día de hoy se inspiran en los excesos, la ‘debaucherie’-  y el gran espectáculo que fue ‘Studio’.

En 1981 el nuevo dueño Mark Fleischman –quien ha escrito recientemente un libro sobre la historia del club, el que llamó “el epicentro del mundo de las drogas en New York” - lo reabrió con una gran fiesta, y los sábados en la noche sus shows musicales lo mantuvieron lleno, con la actuación de Madonna, Wham!, Duran Duran, Cyndi Lauper, The Weather Girls, Culture Club, Lime, Spandau Ballet, Sylvester, Roberta Flack, Menudo y Run-DMC.   Después se vendió de nuevo --y aunque el club siguió funcionando hasta 1986, ya nunca fue el mismo, su mito había desaparecido –y poco a poco los volubles famosos comenzaron a abandonarlo –buscando otros lugares donde divertirse.


¡Y fui testigo de todo ello de principio a fin!

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domingo, 3 de marzo de 2019

An unexpected brief encounter





Yesterday, flying back from London on fabulous Virgin Atlantic, I met -albeit 40 years too late- a dream man! A handsome, intelligent, sexy & witty ...English Lord!

It is true - and I have had so much fun remembering the totally coincidental meeting.

Rewinding the thread, this story starts when Eva Leivas-Andino and I were romantic teenagers in Havana -dreaming of one day meeting a Principe-azul-style man -and falling in love with him for never-ending happiness! And this man had to be the absolutely attractive English Lord of our favorite Corin Tellado novelas!

Thus - yesterday I was enchanted when my seat mate turned out to be one!

But not a stiff & proper stereotype, but a handsome, sort of rugged sexy, 50’s plus, blue eyed, super intelligent one! And an unusually talkative man to boot -with a very good knowledge of politics, Brexit, USA politics & Donald Trump, the European Union, Spain, the Hamptons (we flew over them!), great restaurants, - plus a fun & wicked personality.  We talked a lot & laughed a lot - and I realized...hey!...I should have met this guy decades ago!

Not fair! Especially since he said I was “a fascinating woman” and found me “funny & so easy to talk to”. (Great to discover that I still love to hear those things)

Divorced, he was coming to NYC for the stag-party-weekend of a friend. A weekend of party-time at Ian Schrager’s Public Hotel -where I told him, he would meet lots of models at his sexy roof bar!  He laughed and told me he already knew about it...It was fun.  And I bet he will have quite a  Manhattan weekend!

When landing, we said goodbye -and his handshake was so strong my poor arthritic hand was painfully squished!!! OMG! But I smiled like it was just right...He located & pulled down my hand luggage - and helped with my coat. And when he found me later at Customs -with my daughter  (who had been sitting in another part of the plane)- he seemed happy to see me again & was friendly & funny.  I must have looked terrible (during flights I am not “ready for my close up”) -and then & there I promised myself to avoid this, in case in another flight I cross paths with another English Lord!

The story ends here. And it made me wonder why in Life we sometimes find wonderful people at totally absurd times.  This is the 3rd time in my long life, that I meet an attractive man that impresses me - but the encounter just passes by fleetingly -or the circumstances are all wrong. Destiny sends these “messages” -just to remind us that those romantic dreams of our youth were not so silly after all.  In fact they were just great!

And -curiously- the next day my fortune cookie prediction while dining in a Chinese restaurant, gave more fantasy to this delightful moment!