Termina -¡finalmente!- el año 2020 y no vemos el momento en que -con la llegada de las vacunas- poco a poco regrese a nuestras vidas un minimo de normalidad. Y los más optimistas dicen “Solavaya 2020 y bienvenido 2021”. ¡Yo digo que pasar la página con nuevas esperanzas es sin duda la mejor actitud!
¡Es que 2020 ha sido un año terrible -y trágico- para millones en todo el mundo! Y que -de la noche a la mañana- cambio radicalmente nuestro estilo de vida hasta el punto que mi propia nieta de 9 años me dijo recientemente “Ya no me acuerdo como vivía sin mascarillas”
Palabras como “confinamiento”, “lockdown”, “desescalada” “antígenos”, “distancia social”, etc, etc, son parte de un nuevo lenguaje. Y sentirnos como “delincuentes” cuando se nos olvida ponernos la mascarilla - y de pronto hemos entrado en el supermercado- es una sensación extrañísima. ¡Que sentimiento mas fuerte de culpabilidad!
Tener nuevas obligaciones con nosotros mismos -y con los demás- es ahora esencial. Y una de las cosas más positivas que hemos integrado en nuestra forma de vivir: ser disciplinados y considerados.
Al tener mas tiempo libre -pues trabajar desde la casa establece nuevos horarios y nos queda más tiempo para nosotras- hemos comenzado a leer mas, y finalmente disfrutar libros y artículos que llevábamos tiempo sin poderlo hacer. Lo mismo sucede con el placer de ver en TV películas, documentales y series (muchas maravillosas) que habíamos ignorado.
¡El confinamiento tuvo de positivo esta posibilidad! Y cuando lo compartimos “en familia” puede ser un momento muy bonito y espiritual. ¡No todas las familias tienen ese privilegio y hay que dar gracias por ello!. Y hasta notamos que estamos conversando más con nuestras parejas, hijos o nietos, abriendo la puerta a una cálida y nueva comunicación. Algo positivo en medio del dolor y el caos.
Y -más profundamente- esta soledad emocional y física (aunque en la cada estemos rodeados de familiares) nos ha ayudado a conocernos mejor y conocer mejor a las personas que son parte de nuestra vida cotidiana. Una experiencia muy reconfortante que personalmente me ha ayudado mucho.
Aunque debo confesar que estoy loca por poder viajar libremente- y aunque veo en TV muchos documentales de viajes- cuento los días en que pueda verme en Londres o bajo el sol de Miami Beach! ¡Que deseos tan grandes de tomar un avión y disfrutar la aventura de un viaje!
Y en medio de esta nueva vida, es muy lindo que haya nacido una mayor y profunda compenetración entre familiares y amigos. ¡Y comprender lo mucho que quiero -y que me preocupa- la salud de mi amiga Tal o mi amigo Más Cual, ha sido un bello descubrimiento en medio de este año loco! Y ha sido muy lindo que nos hayamos mantenido en contacto con ellos -especialmente en Redes Sociales, Zoom, Emails y llamadas telefónicas- a lo largo de 2020.
En un gran número de países la celebración de bodas -de acuerdo con el portal The Knot- ha disminuido muchísimo igual que las fiestas de graduación, debutantes, los bautizos, etc. Y el aforo a los mismos ha sido reducido al mínimo.
En muchas ciudades -como New York- no tenemos teatros (Broadway esta cerrado desde Marzo), ni cines, ni eventos deportivos, ni museos. En muchos lugares los restaurantes solo permiten aforo al aire libre - y el comer en interiores está prohibido (como también sucede en Nueva York). Los “malls” reducen la entrada de clientes y las tiendas se ven muy vacías. Todo ello ha multiplicado mil veces las compras por Internet y el ver funciones de teatro o conciertos -mediante compra de boletos virtuales- desde la sala de la casa ¡y vestidos en chándal o ropa de andar por casa!
Esto ha traído un cambio total en nuestro consumismo y el mundo de la Moda y la Belleza. ¿Para qué comprar nada elegante o nuevo si no vamos a ninguna parte?
Y mientras no compramos ropa, ni zapatos, compramos todo tipo de mascarillas -¡y la venta de televisores gigantescos subieron un 77% en Abril pasado! Y de pronto también compramos nuevos computers y tabletas (sus ventas han subido 67%) – y más accesorios para la cocina, igual que nuevas sábanas y toallas -y objetos decorativos para hacer nuestras casas más atractivas y agradables. Y todo esto incluye esas clases de cocina que esta de moda tomar en Internet- ¡tal como hacen nuestros hijos con sus clases del colegio “remote”! ¡Un cambio muy notable en nuestro estilo de vida!
Resumiendo: El 2020 ha sido un año ferozmente cruel e inesperado. Y -paradójicamente- también el año en que aprendimos a apreciar la vida. ¿A madurar quizás? A ser menos frívolos, más generosos y pensar en los demás. El año en que reorganizamos nuestros valores y nuestros afectos. Y ahora estamos mucho más preparados para enfrentar el 2021 con una nueva fuerza y grandes posibilidades. Ojalá sea un buen año. Y regrese la salud. ¡Y las esperanzas!